La Simbología del Tejo

 

Si algún árbol destaca en la mitología cántabra y la de toda la costa cantábrica, ese es el Tejo. Conocido ya por los antiguos pueblos cántabros y astures, el Tejo, entre otros árboles, era considerado por los pueblos celtas de carácter divino. Según las creencias telúricas y de culto a la naturaleza, ya recogidas por autores clásicos como Plinio el Viejo, para los celtas ciertos elementos de la naturaleza poseían un carácter sagrado. Ciertos árboles, entre ellos el Tejo, eran utilizados como un lugar de encuentro tribal, generación tras generación, y se constituyeron a lo largo de los siglos como los lugares donde se impartía la ley. Hasta tiempos muy recientes era habitual celebrar los denominados concejos abiertos bajo árboles centenarios (caso del Tejo de Santa María de Lebeña).

Entre sus usos más habituales destacan el aprovechamiento de su madera, dura y flexible, y perfecta para la manufactura de arcos muy resistentes. El artefacto de madera más antiguo conocido es una lanza de tejo del Paleolítico. Otro de los instrumentos de madera más antiguos que se conocen, es un hacha de tejo de 36,7 cm. de longitud hallada en 1911 en Clacton (Inglaterra), a la que le calculan unos 50.000 años de antigüedad.

Además de su aprovechamiento material, por autores clásicos, e incluso por el propio Isidoro de Sevilla, sabemos antes de perder la libertad, los cántabros se suicidaban con veneno extraído de las hojas del tejo, pues preferían la muerte a ser esclavizados, y de igual forma sacrificaban a los ancianos no aptos para la guerra, circunstancia que sin duda ha influido en la mitificación de este árbol milenario ligado al indómito carácter de los cántabros.

En cuanto a su localización en la naturaleza los tejos son propios de las zonas montañosas, con ambientes frescos y húmedos, y que prefieren los terrenos calizos. Adaptados por el hombre en su condición de planta sagrada y símbolo de trascendencia, es habitual encontrar tejos en las plazas de los pueblos, en cementerios, iglesias, ermitas, palacios y casonas.

Hoy en día el Observatorio Convergente de Árboles Singulares y Monumentales, lucha por su conservación basándose en “su alto valor cultural y biológico”, así como en su simbolismo como árbol sagrado de la antigüedad.


 

Destacaremos aquí, en relación al románico, el desgraciadamente desaparecido Tejo de Santa María de Lebeña, bajo el cual se daba cobijo a los concejos del lugar. Este árbol, presente en el Inventario de árboles singulares de Cantabria, fue muy dañado en 2007, y hoy, gracias al rescate de una de sus ramas ha sido replantado.

 

Más Información

  • Miguel Ángel García Guinea, Románico en Cantabria, Ediciones de Librería Estudio, 1996. 
  • Ignacio Abella.LA CULTURA DEL TEJO. ESPLENDOR Y DECADENCIA DE UN PATRIMONIO VITAL. Librucos, 2020.

Fotografías y Textos ©Óscar M. Ruiz

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