San Pedro de Polanco


Situada cerca de la desembocadura del Saja-Besaya encontramos la población de Polanco. Según algunos estudios, Polanco es una palabra de origen prerrománico, quizás celta, que vendría a significar tierra de laguna, valle fluvial o río amplio, algo que concordaría bastante bien con su geografía. Tenemos documentada su existencia desde el siglo XI, ya que aparece mencionada en el Cartulario del Monasterio de Santillana (1023 y 1055) como perteneciente al territorio de Camesa Castro (Santillana, Suances y Polanco). En el documento se refleja la recepción de una heredad por parte del Abad de Santillana. A la luz de esas referencias se intuye una conexión entre la población de Polanco y Santa Juliana de Santillana por lo que se puede decir, basándonos en los estudios de García Guinea del año 1979, que Polanco formaría parte del señorío abacial de Santillana y que su Iglesia de San Pedro, de la que hablaremos a continuación debió ser dependiente de la Colegiata de Santa Juliana. Otro aspecto importante de la Villa de Polanco alude a que sus vecinos formaban parte de la Cofradía de Santo Domingo de la Barquería, según otro documento el Cartulario de Santillana fechado a principios del Siglo XII. Esta cofradía prestaba servicio de paso por la ría de Suances, y fue importante en su servicio a los peregrinos que pasaban por aquellas tierras con destino a Santiago. En este documento los derechos de paso por la ría y la Iglesia de Santo Domingo pasaron a depender de la Abadía de Santillana.

Centrándonos en la Iglesia de San Pedro, desgraciadamente hoy desaparecida, destaca su portada, conocida por una fotografía, decorada con arquivoltas sobre dos parejas de columnas con capiteles y arco interior polibulado, reminiscencia sin duda de los intercambios culturales con la arquitectura cordobesa.

Destacamos también la Pila Bautismal del siglo XII situada en la Iglesia de San Pedro Advíncula. Por su tamaño y estructura algunos estudiosos concluyen que Polanco debió tener un desarrollo económico notable en el siglo XII-XIII. Se trata de una pieza impresionante con un pequeño pie de decoración sogueada, un cuerpo semiesférico con decoración de rombos labrados seguidos de un sogueado y acabados en una banda de decoración triangular. Hoy aparece rodeada por un refuerzo metálico para evitar su fractura.

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Fotografías y Textos ©Óscar M. Ruiz

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